El efecto de los fertilizantes en el Medio Ambiente puede no ser lo que crees

Los fertilizantes aportan los nutrientes que los cultivos necesitan para lograr una alta calidad y rendimiento. Pero, ¿cómo afectan los fertilizantes al medio ambiente? La respuesta puede no ser exactamente la que tú esperabas.

Febrero 20, 2024
7 mins
Dr. Patricia Imas
Gerente de Contenido Agronómico y Especialista de Producto ICL

Nuestro medio ambiente es precioso. Nos proporciona el aire que respiramos, el agua que bebemos y los alimentos que comemos. En lo que se refiere a la agricultura, los cultivos utilizan el aire, el suelo y el agua para producir los productos que utilizamos para nuestra propia alimentación, o materia prima para la industria y la producción de energía. Los fertilizantes son una parte esencial de esta producción agrícola, ya que aumentan rendimiento y calidad para alcanzar los niveles necesarios pero, ¿qué impacto tiene el uso de fertilizantes en los ecosistemas del planeta? Curiosamente, y tal vez en contra de las percepciones de muchos, el uso racional de fertilizantes puede ser una herramienta importante para preservar el medio ambiente.

 

Protegiendo por medio de la productividad

Una de las razones más importantes para utilizar fertilizantes es aumentar el rendimiento agrícola. Pero, ¿cómo puede el aumento de la productividad de los cultivos proteger el medio ambiente? Si observamos los bosques del mundo, descubrimos que la agricultura es la principal causa de la deforestación. La necesidad de más tierra para cultivar cantidades cada vez mayores de alimentos ha llevado a algunos agricultores a talar bosques para sembrar cultivos. Pero si en lugar de ampliar la superficie de tierra en la que se producen los cultivos, se aumenta la productividad de la tierra existente, esto reducirá la presión para expandir la agricultura a nuevas zonas.

Una investigación del Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA) junto con el Centro de Investigación Forestal Internacional (CIFOR), concluyó que el cultivo de cacao, mandioca y palma aceitera, que requiere pocos insumos, provocó la deforestación y degradación generalizadas de los bosques tropicales de África occidental. Según el estudio, la producción de cacao en la región de la selva tropical de Guinea en África occidental se duplicó entre 1987 y 2007, en gran medida gracias a la tala de bosques para crear nuevas tierras de cultivo. Esta deforestación provocó una gran pérdida de biodiversidad y altas emisiones de carbono.

Los agricultores de la zona utilizaban una media de tan sólo 4 kg de nutrientes por hectárea, lo que estaba resultando en rendimientos muy bajos. Los investigadores calcularon que un mayor uso de fertilizantes para aumentar la productividad de la tierra disponible podría haber evitado la tala o degradación de más de 2 millones de hectáreas de bosque tropical. Un uso intensificado de fertilizantes y productos agroquímicos, junto con una mejor gestión de los cultivos, podría haber producido los mismos resultados, duplicado los ingresos de los agricultores y ayudado a evitar la deforestación, evitando la emisión de 1.300 millones de toneladas de CO2.

 

Luchando contra la degradación del suelo

Otras áreas también pueden beneficiarse del uso de fertilizantes. Las malas prácticas en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, conducen a la disminución de la fertilidad del suelo, la degradación de la tierra y al final, la desertificación. A nivel mundial, se pierden 24 mil millones de toneladas de suelo fértil anualmente, lo que afecta a 3.2 mil millones de personas. Con suelos degradados, la productividad disminuye, amenazando la seguridad alimentaria.

En el África subsahariana, por ejemplo, el 40% de los suelos están agotados de nutrientes, mientras que el consumo de fertilizantes es solo el 2% del promedio mundial. Al aumentar el uso de fertilizantes de acuerdo con el principio de las 4C (nutrientes correctos, dosis correcta, lugar correcto y momento correcto), los agricultores podrían aumentar de manera sostenible sus rendimientos, ingresos y medios de vida. La gestión de nutrientes de las 4C también evitaría una mayor degradación de la tierra y ayudaría a restaurar tierras ya degradadas, al tiempo que repone las reservas de nutrientes de los suelos.

 

Atrapando el carbono del suelo

Si bien el suelo es la fuente crucial de nitrógeno, fósforo y potasio que las plantas necesitan para prosperar, el contenido de carbono en el suelo también es un factor clave. Después de la cosecha, cualquier residuo de cultivo que quede en el campo es una valiosa fuente de carbono que puede incorporarse al suelo. Cada hectárea de suelo puede almacenar hasta 300 toneladas de carbono, equivalentes a 1.100 toneladas de CO2. Por lo tanto, aumentar el rendimiento de los cultivos mediante un mejor uso de fertilizantes puede dar como resultado un aumento de los residuos de cultivo que devuelven carbono al suelo directamente, después del compostaje o como estiércol animal.

Para obtener resultados óptimos, lo más deseable es mejorar la relación carbono-nitrógeno (tasa C:N) cuando los residuos de cultivos se incorporan al suelo, aumentando así la velocidad a la que se forma el carbono orgánico del suelo y minimizando cualquier aumento en las pérdidas de nitrógeno al medio ambiente.

 

Fertilizantes nitrogenados y el medio ambiente

Los fertilizantes nitrogenados acaparan la mayor parte de la atención cuando se habla del impacto ambiental de los fertilizantes. Esto puede ser debido a la energía que se necesita para fabricarlos, o a que su uso indiscriminado puede provocar que se filtren nutrientes en exceso a los torrentes de agua, o que se libere óxido nitroso a la atmósfera. Por eso es esencial una aplicación precisa de los nutrientes.

El uso de fertilizantes de liberación controlada (FLC) aumenta la eficiencia de uso del nitrógeno (EUN) de los cultivos. El FLC gestiona la tasa de liberación de nutrientes, adaptándola a las demandas del cultivo a medida que crece. Esta liberación controlada no solo simplifica el proceso de aplicación de fertilizantes, sino que también significa que los cultivos absorben una mayor proporción del nitrógeno aplicado, perdiendo menos nitrógeno hacia el medio ambiente. Lo que esto significa en la práctica es que los productores pueden reducir su aplicación total de nitrógeno y lograr los mismos rendimientos.

 

Cuidando el agua por medio de la fertirrigación

Otro aspecto en el que la agricultura tiene un impacto sobre el medio ambiente es el uso del agua. La agricultura representa alrededor del 70% del agua extraída de los mantos acuíferos, arroyos y lagos. Esta agua ha impulsado un crecimiento extraordinario de la productividad agrícola durante los últimos 50 años. Sin embargo, cuando se combina con las demandas de agua de otras fuentes y los efectos del cambio climático, la escasez de agua se está convirtiendo en una preocupación cada vez mayor para la agricultura y la seguridad alimentaria.

Por medio de fertirrigación, los agricultores pueden reducir el uso de fertilizantes y agua. La fertirrigación es la aplicación de nutrientes junto con el agua de riego, lo que proporciona un control preciso sobre la entrega de nutrientes y agua. De hecho, los sistemas de fertirrigación por microirrigación pueden aumentar el rendimiento de los cultivos mientras aumentan la eficiencia del uso del agua en un 90% y la eficiencia del uso de nutrientes a un igualmente impresionante 90%.

 

Esta eficiencia mejorada permite obtener los mismos rendimientos utilizando hasta un 50% menos de fertilizantes que otros métodos y, al mismo tiempo, reduciendo el consumo de agua.

 

Los mejores resultados se obtienen por medio de fertilización balanceada

Así pues, el uso de fertilizantes puede beneficiar al medio ambiente, reduciendo la degradación de las tierras, disminuyendo las causas de la deforestación, reduciendo el uso del agua y ayudando a aumentar la captura de carbono en el suelo. Sin embargo, el uso de fertilizantes debe adaptarse a las necesidades de los cultivos para lograr estos efectos benéficos.

Los cultivos necesitan 17 nutrientes esenciales para crecer, pero en la mayoría de los casos solo necesitan nitrógeno, fósforo y potasio en grandes cantidades. La proporción de estos nutrientes debe coincidir con las necesidades de los cultivos. El proceso de garantizar la aplicación de nutrientes adecuados en la proporción óptima se denomina “fertilización equilibrada”. Si no se consigue la proporción correcta, se puede producir una disminución en la fertilidad del suelo, menor rendimiento, una mala calidad de los cultivos y menores ganancias. Sin embargo, con una fertilización equilibrada, los rendimientos aumentan, la calidad de los cultivos mejora, la fertilidad del suelo mejora, las ganancias aumentan y el medio ambiente se beneficia.

Al elegir utilizar productos avanzados de nutrición de cultivos, respaldados por asesoramiento agronómico profesional, se puede hacer la diferencia, produciendo cultivos con mayores rendimientos de manera sostenible y al mismo tiempo, ayudando a preservar el medio ambiente del que todos dependemos.