Cultivar alfalfa
Asesoramiento para su nutrición

La fertilidad del suelo y la disponibilidad de nutrientes para la alfalfa son factores que afectan considerablemente a la calidad de la alfalfa. Si examina las diferencias entre plantas de alfalfa cultivadas en diferentes lugares, con distintos tipos de suelos, se dará cuenta de su importancia. Por eso mismo, la gestión de la fertilización puede ayudarnos a conseguir la mejor calidad en nuestra explotación agrícola. Los análisis del suelo y del cultivo pueden proporcionarnos una imagen precisa y, con la ayuda de un asesor de cultivo, podemos configurar el programa de fertilización adecuado para mejorar la calidad. 

Fertilizantes con contenido en calcio, potasio, magnesio y azufre como Polysulphate mejoran la calidad de la alfalfa.

Cualquier ajuste de materiales orgánicos en el suelo antes de establecer un programa de nutrición para la alfalfa aportará una buena porción de nutrientes en las siguientes temporadas que será preciso tener en cuenta (puede haber limitaciones, por lo que deben seguirse las recomendaciones locales en cuanto a dosis de aplicación). Además, hay fertilizantes minerales procedentes de sales naturales en bruto que pueden utilizarse en los sistemas de agricultura ecológica. El fertilizante Polysulphate es una excelente opción, con resultados probados en producción ecológica de alfalfa convencional, y está homologado como insumo para agricultura ecológica en España y Europa por la mayoría de las agencias de certificación.

La deficiencia de azufre en la alfalfa puede producirse en numerosas condiciones ambientales y en distintos tipos de suelos. El azufre es esencial para que el cultivo salga adelante y, en este caso, también para la simbiosis del Rhizobium y la fijación eficaz del N que necesita el cultivo.

El potencial de productividad de alfalfa en su finca dependerá de las condiciones ambientales anuales y de la calidad de su suelo. En la mayoría de las zonas, si conseguimos un buen establecimiento de cultivo y mantenemos las malas hierbas bajo control, el potencial será mayor durante el segundo periodo vegetativo. Dependiendo de la topografía, los tipos de suelo, la gestión en el pasado y otros factores, los potenciales de productividad de su explotación pueden variar según las zonas. Por lo tanto, puede ser aconsejable evaluar la variabilidad y considerar la identificación de zonas de gestión para valorar la idoneidad de la agricultura de precisión.

Es una buena opción para rotar con maíz, trigo y otros cultivos de campo. La alfalfa permite la exploración de capas más profundas del suelo y el transporte de nutrientes, además de la fijación de N por simbiosis del cultivo con Rhizobium, en la zona de las raíces. Las raíces de alfalfa que queden en el suelo después de dos o tres años de cultivar alfalfa aportarán al suelo una cantidad importante de nutrientes para los cultivos del siguiente turno del plan de rotación. Es necesario prestar especial atención a la gestión de la fertilización durante el periodo de crecimiento de la alfalfa, para equilibrar la exportación de nutrientes (en particular, el potasio) con los de la enmienda del suelo y las aplicaciones de fertilizantes. Esto ayudará a mantener el nivel de fertilidad del suelo para los cultivos de los siguientes turnos de la rotación.